El avance sobre el conocimiento del entrenamiento del fútbol va a la par con el de la ciencia. La preocupación de las Ciencias del Deporte y las Ciencias Pedagógicas han convergido en una mejora de la enseñanza y de los procesos de aprendizaje del fútbol a partir del estudio de diversos problemas, originando diversas teorías que ayudan a comprender cómo debe enfocarse el aprendizaje del fútbol. Es obvio, como plantea Wein (1999), nada es permanente, con excepción del cambio. Las influencias sociales, el saber y los avances en el conocimiento empujan a estar al día y no desdeñar aquello que puede ayudarnos a mejorar las acciones que desarrollamos. El fútbol, como un proceso de enseñanza y aprendizaje, no es ajeno a los avances en los modelos y teorías que se han ido desarrollando en aquellas ciencias que estudian la enseñanza del deporte a nivel general y, en particular, el propio del fútbol.
El propio Wein estima que, lo que hoy es válido en el fútbol, mañana puede resultar ya superado o anticuado. En este sentido apunta que se debe seguir en el camino de la construcción y la revisión permanente para poder garantizar el éxito en la tarea. El entrenador de fútbol debe tener una mentalidad abierta, ser receptivo y procurar adaptarse a las nuevas exigencias y evolucionar sin pausa para no quedarse atrás. La propia dinámica del fútbol, en cuanto a su desarrollo y exigencias evoluciona, y el entrenador no puede mirar de soslayo esta realidad.
El entrenador, dentro de su responsabilidad y autonomía de acción, debe procurar ser creativo y no reproducir modelos arcaicos y obsoletos, muy alejados ya de la propia realidad del juego, proponiendo situaciones de aprendizaje que sean significativas para los jugadores y para la adquisición de las habilidades para poder jugar al fútbol.
Obviamente, hay que ser respetuoso con teorías y modelos que se han desarrollado, puesto que han sido la base para poder llegar a las nuevas teorías y modelos de aprendizaje en el fútbol.
El modelo son aquellas ideas o representaciones que los entrenadores tienen y que las consideran como pautas adecuadas para diseñar y realizar el entrenamiento o la enseñanza del fútbol, que tienden a seguirse y a reproducirse.
Si atendemos a las pautas de actuación en la enseñanza y el entrenamiento del fútbol, podríamos decir que "cada maestrillo tiene su librillo", refiriéndonos a que cada entrenador suele tener una forma de trabajo. Dados los contextos y las circunstancias que cada entrenador se pueda encontrar, atendiendo a la diversidad de procedimientos y orientaciones que hay para desarrollar las cualidades físicas y habilidades técnico-tácticas, los avances que se han producido para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, los nuevos modelos de entrenamiento en el fútbol, etc., llevan a una vorágine en cuanto a formas de concretar y de llevar a cabo el entrenamiento. Estamos ante una cierta confusión de cómo podríamos desarrollar el entrenamiento para que sea efectivo a nuestro intereses.
Para complicar más las cosas, nos vemos en un enfrentamiento dialéctico entre el entrenamiento que se suelen hacer en muchos de los equipos de la alta competición y aquellos que tiene un mayor apoyo en la Didáctica y en las Ciencias del Deporte. Así que, en algunos casos, la enseñanza o el entrenamiento del fútbol responde a concepciones que se acercan más a las ideas tradicionales del fútbol y, en otras, las concepciones se acercan más a los procesos didácticos.
Tradicionalmente, prevalecía la idea de que primero se debe aprender la técnica de forma aislada y repetitiva, para luego aprender situaciones tácticas. Este método de aprendizaje orientado de lo aislado a lo complejo, se basaba en el aprendizaje sin error y el comportamiento del juego está formado por la suma y acumulación de componentes físicos, técnicos, tácticos y psíquicos sueltos. De la misma manera, Brüggemann y Albrecht (1993) arguyen que durante mucho tiempo era una opinión establecida.
Los entrenadores, influenciados por las teorías conductistas y mecanicistas de aprendizaje motor que han imperado en el entrenamiento deportivo, planteaban entrenamientos analíticos y parciales. Así, se presentaban ejercicios para el desarrollo de la técnica individual (control, conducción, golpeo, regate, entrada, despeje,...), mucha preparación física basada en métodos y sistemas de entrenamiento de probado rendimiento en deportes individuales (carreras, saltos, lanzamientos); la táctica, mediante unos partiditos en el entrenamiento y las charlas pre-partido, que además servirían de preparación psicológica, deberían ser suficientes para que los jugadores tuvieran una buena capacidad de rendimiento y de poder encontrar respuestas adaptativas a los problemas que pudiesen surgir en el desarrollo del juego derivados de la oposición (contra los adversarios) y de cooperación (con los compañeros). Igualmente, las charlas postpartido valían tanto para las correcciones tácticas como para los ajustes de comportamiento individual y colectivo (motivación, cohesión, etc.).
En definitiva, a la hora de competir, se pretendía que el jugador respondiera como un todo (la suma de las partes) aunque en el entrenamiento se hubiera efectuado de una manera simplificada (Romero Cerezo, 2000).
Considerando al estudio de Romero y Vegas (2002), sobre las teorías que sustentan a los distintos tipos de entrenadores, nos encontramos ante el entrenador tradicional que se desenvolvía en la teoría dependiente y el entrenador como un ejecutor técnico que se movía bajo la teoría productiva.
Considerando al estudio de Romero y Vegas (2002), sobre las teorías que sustentan a los distintos tipos de entrenadores, nos encontramos ante el entrenador tradicional que se desenvolvía en la teoría dependiente y el entrenador como un ejecutor técnico que se movía bajo la teoría productiva.
“De fútbol es muy poca la gente que entiende, pero es mucha la gente que opina. Entonces, cuando uno explica las situaciones que no dejan que un grupo triunfe, siempre les parece insuficiente el mensaje y siempre creen que en el mensaje hay un contenido encubierto. Pero el mensaje es muy claro, el entrenador lo que tiene que hacer es lograr que el futbolista juegue de manera proporcionada a las virtudes que posee. El que lo logra es un buen entrenador, y el que no lo logra, está fracasando. Entonces la cuestión no es de estilo, ni de organización, ni de preparación física, lo importante es que los jugadores estén cerca de su máximo potencial durante un período alargado.”- Marcelo Bielsa -
Nestor Brassat.
Entrenador Nacional.
R.F.E.F. España.