Entrenador Tradicional (Teoría dependiente). Es aquel que concibe el entrenamiento como una actividad guiada y dirigida por él, donde los pensamientos de los alumnos (jugadores) no tienen cabida, y donde todos han de seguir un mismo ritmo de aprendizaje, por lo tanto no atienden a los distintos niveles de aprendizaje que puedan presentarse. Principalmente se caracteriza:
- Los jugadores son concebidos como personas totalmente dependientes del entrenador, de forma que si éste no enseña, ellos no aprenden.
- La postura del entrenador es distante y autoritaria.
- Piensa que el fútbol es un fin en sí mismo, y no lo interpreta como un medio al servicio de otros fines, como pueden ser la educación, etc.
Entrenador como un ejecutor Técnico (Teoría productiva). Es aquel entrenador que se centra, por encima de todo, en la eficacia del entrenamiento. Podríamos decir que es un entrenador centrado en el rendimiento, por lo cual le presta gran atención a los resultados, a la adquisición de técnicas eficaces por parte del alumno. Se ocupa, por tanto:
- En la ejecución correcta de las distintas habilidades por parte de los alumnos.
- Para este entrenador, los resultados son acogidos como un mecanismo de evaluación del entrenamiento y la enseñanza que se está dando en él.
Nos encontramos que estos modelos de entrenador que se centraba principalmente toda la atención en el mecanismo de ejecución, en donde lo importante es hacer. Se buscaba esquemas de acción rígidos y estereotipados que serían los que servirían para luego aplicarlos a la competición. Para ello, el entrenador debería emplear la demostración y repetición porque de esta manera conseguirían ciertas habilidades técnico-tácticas del fútbol que servirían como modelos de ejecución. Además, suele dar constantemente instrucciones a sus jugadores sobre qué hacer, cómo y cuándo, sin saber que,.. (Wein, 1999). Lo malo que actuar sin pensar, en muchas ocasiones, es sinónimo de irreflexión, desconocimiento, improvisación, falta de implicación y por supuesto de protagonismo. Jugadores totalmente dependientes de su entrenador. Jugadores que "no piensan", están esperando las indicaciones del entrenador para actuar.
Pero es más, tal y como vamos a ver, el fútbol requiere de un conocimiento para poder percibir e interpretar las condiciones que se dan en el entorno (compañeros, adversario y balón). La falta de conocimiento dará una mayor incertidumbre a los jugadores y no podrán actuar con eficacia en las situaciones de juego.
En la actualidad se ha sustituido el enfoque conductista por el llamado cognitivo, lo que ha supuesto un cambio en la concepción del entrenamiento. En un primer momento se empieza a concebir que el resultado del entrenamiento vaya a algo más que la pura repetición mecánica y automatización de gestos, donde lo más importante no era pensar, sino actuar, dejando de lado aspectos cognitivos y motivacionales. Por el contrario esta nueva teoría considera los procesos cognitivos de los alumnos-jugadores durante el desarrollo de la práctica, Así en los procesos de entrenamiento se busca los significados que éstos tiene para los jugadores, siendo importantes las percepciones e interpretaciones de que ellos puedan hacer.
En un primer momento, el aprendiz es considerado como un procesador de la información y de autorregulador de sus acciones motrices (Ruiz, 1994; Ruiz y Sánchez, 1997). El sujeto en función de la información que percibe y analiza, planifica y toma decisiones para llevarlas a cabo. Estas cuestiones son de gran importancia para el fútbol, nos encontramos que el fútbol es una habilidad abierta y eminentemente perceptiva, por lo que no habrá que considerar no sólo el mecanismo de ejecución, sino el mecanismo de percepción y el mecanismo de decisión, siendo los tres de gran importancia para el aprendizaje y el desarrollo del juego del fútbol.
Los planteamientos cognitivos y constructivistas se centra en un aprendizaje experiencial, que tiene lugar a través de la interacción participativa que se produce en el entrenamiento. El aprendizaje debe entenderse como un proceso de adquisición de conocimiento mediante la transformación de la experiencia. La combinación y el ajuste entre la intención del entrenamiento, las posibilidades de desarrollo motor, la disposición para el aprendizaje, la acción participativa y continuada en experiencias de entrenamiento, deben propiciar el desarrollo de capacidades y competencias para la práctica y el desenvolvimiento en el fútbol.
El fútbol es un deporte muy complejo dónde el nivel de incertidumbre es muy elevado (adversarios, compañeros, muchas posibilidades de actuación cada uno....).Si además considerando los distintos acontecimientos y situaciones de juego que se dan en su desarrollo, requiere que los jugadores deban estar percibiendo e interpretado el entorno para poder decidir y ejecutar correctamente. Dándose un cierto nivel de incertidumbre por la variabilidad de situaciones y acciones (dinámicas, variables y a veces irrepetibles), para ello surge la necesidad de obtener información del entorno, en función de ella se decide: intentando racionalizar la participación y se efectuará la ejecución (toda acción en el juego es una decisión). Para lo cual se necesita de una inteligencia para resolver las situaciones complejas del juego.
Un jugador acostumbrado a obedecer las órdenes de su entrenador o a ejecutar los ejercicios sin reflexionar sobre los mismos tendrá más o menos posibilidades de someterse a altos niveles de incertidumbre. El entrenamiento tiene que preocuparse de capacitar al jugador para tratar con diferentes grados de incertidumbre, y considerar la optimización del aprendizaje como un proceso global de solución de problemas motrices, es decir de dominio y aplicación inteligente de lo aprendido (Ruiz y Sánchez, 1997: 57).
Es importante habituar a los jugadores a que interpreten y comprendan el juego del fútbol ("cómo leen el juego") mediante la implicación en su análisis a partir de los conocimientos que ellos tienen. Para poder optimizar los aprendizajes, hay que entender los procesos del fútbol como complejos en su dominio y aplicación, para lo cual habrá que buscar su comprensión y no únicamente como la repetición mecánica de gestos técnicos y acciones tácticas. Con demasiada frecuencia damos a los niños soluciones para recordar, en vez de problemas para resolver (Wein, 1999). Cuando damos la información sobre las actividades de aprendizaje, ¿queremos que sean puros asimiladores de la información y reproductores fieles del modelo de aprendizaje que le damos?; o por el contrario, ¿queremos que sean ellos los que interpreten la información y busquen por sí mismo la manera de resolver el problema motor? Nosotros somos de la opinión que una vez que se ha presentado un problema de juego del fútbol para ser aprendido, deben ser los jugadores los verdaderos protagonistas en resolverlo. El jugador aprende cuando es capaz de analizar, decidir y actuar de manera reflexiva: capacidad de actuar y responder a sus percepciones
Si consideramos esta interacción que se produce entre el entrenador, los jugadores y el contenido fútbol en el entrenamiento, podemos decir:
- El fútbol como un deporte en el que se presentan una serie de situaciones de juego que se tienen que solventar, es considerando eminentemente táctico y requiere de una inteligencia para poder ejecutar las acciones técnico-tácticas apoyadas en los esfuerzos físicos.
- Los jugadores como agentes activos o protagonistas de sus propios aprendizajes. El proceso de aprendizaje no debe entenderse como una recepción pasiva de conocimiento y de desarrollo de habilidades, sino como un proceso activo de elaboración por parte del sujeto. El aprendiz va construyendo su conocimiento y va desarrollando su habilidad para jugar al fútbol atendiendo a sus propias estructuras mentales y a la adquisición de sus competencias motoras. Se parte de aquellas capacidades, habilidades y conocimientos que ya tiene para ir instaurando aquellos que son nuevos y conforma la cultura del fútbol.
- El entrenador como transmisor del conocimiento del fútbol es un mediador, estimulador y facilitador del aprendizaje del fútbol a sus jugadores. Debe propiciar experiencias que no sólo desarrollen las capacidades técnico-tácticas además las capacidades cognitivas y socio-afectivas. Para ello deberá presentar actividades que desarrollen los procesos de percepción, análisis y toma de decisiones mediante situaciones problemas cercanos al desarrollo del juego del fútbol y de las características de los jugadores.
"Yo creo que no se puede disociar defensa y ataque en el fútbol, separar una cosa de la otra me parece que es alejarse de la esencia de los equipos y del ser contextual que cada equipo es. Lo que si digo es que los equipos se ordenan alrededor de la pelota y que sin secuencia largas de pase los jugadores mas atrasados están más expuestos". Juan Manuel Lillo, entrenador español.
Nestor Brassat.
Entrenador Nacional.
R.F.E.F. España.